Huerto y Jardín
(Hort i jardí)

Técnicas de cultivo

 

 

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Nociones básicas sobre Jardinería

  
 

Las plantas cultivadas se desarrollan en el suelo. En él se sostienen y de él toman una gran parte de los elementos nutritivos que necesitan.
Las características del suelo que dan lugar a su fertilidad, tienen una gran importancia y su conocimiento es esencial para la mejora del mismo.
El suelo, considerado en conjunto, está formado por materiales que se presentan en los tres estados físicos: sólido, líquido y gaseoso.
La fase sólida del suelo está constituida por dos clases de materiales: minerales y orgánicos. Los minerales provienen de las rocas deshechas y son muy variados: sílice (arena), feldespatos, carbonato cálcico, minerales arcillosos, etc. Los orgánicos derivan de los restos de seres vivos, principalmente vegetales y algunos animales.

Textura y Estructura del suelo: La textura de un suelo se puede definir como los tantos por ciento de arena, limo y arcilla que entran en su composición. Para saber si una partícula de suelo es arena, limo o arcilla se atiende la la clasificación de la Sociedad Internacional de Ciencia del Suelo (I.S.S.S.):

Arena............... 2,00 a 0,02 mm.
Limo................ 0,02 a 0,002  “
Arcilla.............. Menor 0,002 “

Según predominen unos u otros de estos tres elementos, el suelo puede ser arenoso, limoso o arcilloso, o bien, arcillo-arenoso, arcillo-limoso, limo-arenoso, etc.

  

La estructura del suelo es la manera en que agrupan las partículas de arena, limo y arcilla, formando, en los suelos cultivados, terrones de mayor o menor tamaño.

Componentes orgánicos del suelo: Se comprende bajo la denominación de materia orgánica del suelo a todos los restos vegetales que hay en el mismo en diversos estados de transformación, así como a los microorganismos que lo pueblan y a los productos de origen animal que contiene o se le aportan.
Los restos vegetales experimentan, en primer término, una pérdida de agua. Sufren, después, una serie de transformaciones muy complejas, originadas por los microorganismos del suelo, que dan lugar al proceso de humificación por el cual se convierten, al cabo de un tiempo más o menos largo, en una sustancia porosa de color pardo o negro llamada humus.
El humus tiene carácter ácido y absorbe y retiene una gran cantidad de agua que, frecuentemente, alcanza hasta 15 veces su propio peso. Los colores negruzcos, grisáceos o pardos de los terrenos se deben a él principalmente.
El humus, que se ha formado en el proceso de humificación, no es estable, sino que se descompone y se va perdiendo, aunque muy lentamente, en otro proceso que recibe el nombre de
mineralización. Durante la mineralización pasa el nitrógeno del estado orgánico, que no es aprovechable por las raíces de las plantas, al mineral, que de este modo si es absorbido por las plantas.
El método más frecuente y ecológico de aportar materia orgánica al suelo es el estercolado, y el enterrado de pajas y rastrojos.

Constituyentes del suelo líquidos y gaseosos: Entre los materiales sólidos que forman el suelo quedan poros que están ocupados por aire o por agua.
Es muy importante que estos dos elementos se encuentren en proporciones adecuadas, porque si hay poca agua las plantas se secan, y si hay poco aire respiran mal las raíces.
El que haya mucha o poca agua en el suelo se debe, en primer lugar, a la cantidad y frecuencia de las lluvias o de los riegos y después a que el líquido se infiltre con rapidez a los horizontes profundos o permanezca retenido en el suelo laborable. Si los poros de éste son grandes, el agua se infiltra muy pronto, mientras que si son pequeños queda retenida en ellos.


Se deduce de lo expuesto que
porosidad y permeabilidad son dos conceptos muy distintos y, aunque parezca paradójico, el suelo más poroso es, frecuentemente, el menos permeable. Tiene muchos huecos, pero son muy pequeños y el agua no circula a su través; es lo que sucede en la mayor parte de los suelos arcillosos, que son más porosos que los arenosos, pero menos permeables.

Resumiendo: Los suelos arcillosos tienen una riqueza en elementos nutritivos mucho mayor que los arenosos porque están compuestos por elementos químicos más variados y útiles y porque pueden ponerse a disposición de las plantas con mayor rapidez. Los abonos son arrastrados por las aguas con mucha facilidad en los suelos arenosos, mientras que los arcillosos los retienen más fuertemente.
Nosotros llamaremos
tierra de jardín a un suelo o sustrato formado por los componentes citados anteriormente con aportación de estiércol, y arena si el terreno es excesivamente arcilloso. Su composición aproximada será la siguiente: Arena (55-80%); Limo (10-20%) , Arcilla (15-25%), Cal (5-10%), Humus (5-10%).

 

 
  

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